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jueves, 18 de agosto de 2011

Una noche larga...

Ya hace muchos meses, escribi esto. Lo tengo puesto en mis "Notas" de mi página del Facebook.
Y ahora lo quiero trasladar aqui.
Es un escrito con mucho sentimiento, puede que, a lo mejor, ni este bien escrito del todo, pero es lo que quise compartir.
Y mas que una noche larga fue una noche llena de dolor, de despedida y de intentar el olvido.
La persona que me lo inspiro no la olvido, ni tan siquiera un momento, me dejo una huella imborrable y una hija que me recuerda, a cada instante, un tiempo de felicidad y de amor no correspondido.
Ahora queda aqui para la eternidad, para que mi niña lo lea en su momento y que sepa que la soledad asi como el amor duele mucho.

Una noche larga...
de Minma Más Pérez, el Viernes, 26 de noviembre de 2010 a las 1:42


Hoy es una noche larga... la negrura ha inundado mi alma.
La luz del día apenas es un recuerdo lejano. Y tú no estás aquí.
Llevo un dolor, de tu ausencia, de tus besos, de tus brazos encadenados como pesada cadena en mi cuerpo.
No estás... y mi mente se pregunta el por qué de tu lejanía, mis brazos braman el vacío que dejaste, mis entrañas ya no saben de ti... y se estremecen vacías de ti.
Me dejaste con una manantial rebosante de amor por ofrecerte, donde apagar tu sed.
Nunca te pedí nada. Solo las tardes y los momentos arañados para estar a tu lado.
Que dolor! Dios mío, que dolor! el dolor de tu ausencia, el dolor de sentirme llena y completa, de sentir que me amabas.
Y solo me queda una fotografía tuya... pues tu recuerdo ya se diluye entre la niebla de los días que van pasando.
No quiero olvidar nuestros momentos... No! me niego!
No quiero renunciar a ellos! Sería como morir...
Lágrimas perladas caen de mis ojos, por el amor que ya no está.
Sé que eres de otra. Si tu eres feliz... que voy a hacer yo?
Te pedí silencio, te pedí olvido, te pedí todo lo que no quería pedirte...
En nuestro último café ya vi en tus ojos la despedida... y me trague el dolor.
Quería decirte que te amaba, no que no me dejaras pero se que esas palabras tú no las querías escuchar.
Tú lo sabías... mi cuerpo te lo decía a cada momento entre tus brazos, amándonos... y girabas la cabeza ignorando la certeza.
Y yo callaba.
No eras mío, nunca lo fuiste.
Fui un paréntesis en tu vida, un gozo físico...
No nací para que me amaran... ¡y que! yo sí que amo...
Sólo contigo sentí ese deseo de que me amaras, de ser tuya.
Nuestros cuerpos encajaban a la perfección y nuestras almas... pero tú no buscabas mi vida. Te parecía demasiado joven para ti... Sé que algo sentías por mí pero temiste dejarte llevar, y me arrojaste a las tinieblas...
Soy un Ángel Negro, un caído al destierro de la Luz, esa luz que tenía junto a ti.
Eres mi amor eterno, Amor. Y yo ya no quiero sentir otra vez... ¿para qué?
Ya mi cuerpo no se estremece ante otro cuerpo porque cuando te sintió dentro supo que eras tú, vida, el que buscaba incesantemente por la vida.
Me levanté bruscamente diciendo que no quería hacerte perder más el tiempo y sé que pusiste cara de sorprendido, ¿para qué? Ya se nos habían acabado las palabras... ¿qué decir... un adiós?
Te di un abrazo y te desee lo mejor... gire la cabeza y ya no supe más de ti.
Me pediste no volvernos a ver. Y lo cumpliré como una condena perpetua, día tras día hasta el final.
Temías mis lágrimas y mis reproches, lo vi en tus ojos. Y yo aguante la desesperación de pensar que no te iba a volver a ver más.
Dije: "Somos adultos y son cosas que hay que aceptar como vienen".
Y te pedí si podía saber de ti...
Y me respondiste que si, para consolarme, para consolar el daño hecho, las pocas noches que te di.
No estás y no sé qué hacer... de esto ya hace un mes y no tiene un horizonte claro en que fijarme.
Tu número no está en mi agenda, pero está en mi corazón... y mis pies ya no harán ese camino a tu casa, pero sabe dónde buscarte...
Ojala hubiese una locura más grande para borrar esta otra.
Deseo un final... un olvido... una oscuridad donde llevarte para no sentir...
Quiero terminar con todo esto. El dolor, la amargura, el desamor, el sin vivir, la desdicha que me ha acompañado toda la vida.
Sólo es cuestión de fortaleza y de decisión... ¿Me dejas, buen Dios?
Si eres tu el único que me ama, déjame... olvídame... como él...
Mañana la noche seguirá... y tal vez llegue el fin.
Suspiro por la Eternidad...