Solo deseo la muerte y
que el mundo se olvide de mí.
Que acabe ésta agonía, y llegue el fin.
Llueve en el mar las lágrimas salobres y gris.
Gaviotas delante del Sol, chirriando la voz.
Dicen adiós, dicen adiós, dicen adiós.
Salpica las nubes gotas sobre mí.
Espejos rotos de una ilusión.
Cortan la carne, sale el rojón
de la sangre derramada en el salón.
Esa playa del olvido, de alma bendita rincón.
Salpica la arena y entumece su frío pisar.
Te he de olvidar, devorar el recuerdo.
Maldito nacido de tus palabras.
Cuál hiena que ríe de su pesar.
Así fuiste, escarcha de mis días.
Letal insomnio de mis noches.
Cruel hasta para mirar.
