No me amas, solo me necesitas.
Cuando no me necesites,
sabrás si me amas o no.
Quiero quererte y solo puedo amarte.
Quiero olvidarte pero vives en mi mente.
Quiero no oírte pero gritas en mi corazón.
Quiero alejarme de ti, pero no puedo porque
estas dentro de mí.
Noche aterciopelada, llena mi soñar de estrellas,
anhelos y amor.
Amado mío, que vives en mis venas,
quiéreme cuando no me necesites,
y sabrás si tu amor va más allá de un espejismo de amor.
Hablo en susurros, por la quietud que me envuelve.
Hablo en susurros, mirando infinitos tejados e infinitas antenas.
Hablo en susurros, para no despertad a un niño dormido.
Hablo en susurros, deseando detener el tiempo.
Hablo en susurros, como rezaba el padre nuestro.
Hablo en susurros, para no molestar a las nubes y al cielo.
Hablo en susurros, hablo muy quedo, hablo muy bajito para mis adentros.
Hasta cuando estoy distraída,
te estoy echando de menos.
Un instante contigo vale una eternidad vivida.
Y eres imposible de olvidar.
Todo lo que me rodea ya lo he visto,
suspiro sólo por ti.
Irresistible afán de verte otra vez.
No lo puedo remediar, así soy yo.
Gracias, amor, porque te siento cerca de mí.
Gracias, amor, por todas las veces
que puedo pensar en ti y en tu mirar.
Gracias, amor, porque no puedo vivir sin tu presencia.
Gracias, amor, porque tu me inspiras este amor creciente.
Nace en mí una prístina campana,
en el mas puro centro de mi alma,
y toca una armoniosa melodía al alba enamorada,
y me siento recién hecha,
nacida con ésta luz de la mañana,
como si supiera que se afana Alguien
para cuidarme trecho a trecho,
como el aire fresco,
mientras suspiro por mi ventana.
Eres tú, amado mío, ya lo sé,
tú el que enciende mis soles y mis lunas,
y en cada momento acrecientas en mí,
el alma extasiada.
Eres tú, amado mío, el que me susurras.
Tú, el que me acunas en el lecho somnoliento
de tus brazos nacarados.
Tú, el que conmigo prefieres estar cada mañana.
No sé, este acontecimiento me desvela,
turba mi mirada.
Este acontecimiento me habla de ti,
me gusta de ti, querer de mi quereres,
deseo volverte a ver.
Arrepienteme eternamente de no esperarte
para besar tu alma cada madrugada,
porque tú, ya en mí,
has plantado tu morada.
Si me atreviera romper los compromisos
que a nada me comprometen,
si me atreviera a proponerme hoy
lo que siempre dejo para mañana,
si me atreviera a estar a solas conmigo misma,
¿no crees que no he de sentirme mejor?
¡liberta mi alma!
¡Que aurora eres tú, vida!
Yo soy esa María de siempre,
la inocente, la pura, la alegre.
Y así, María simplemente,
nunca he dejado de ser.
Hoy digo algo en favor mío,
pero sería creerme más de lo que soy.
Ojalá pudiera darme la importancia que me merezco,
y por eso tengo muchas ganas de llorar.
Me siento mal, por la gente que vive,
y yo sólo puedo soñar cuando a solas me he quedar.
¡Ansío mi libertad!
Camino merezco caminar,
cuando se empieza a sufrir.
Camino por el dolor que se hace mío,
cuando lo empiezo a padecer.
¿Dónde estabas para comprender mi gemir?
¿Dónde tu compasión para conmigo sentir?
Algunas veces, vengo cuando podría ir.
Otras, al primer intento, ya no deseo salir.
Durante el miedo siempre te llamo, vida,
en el dolor siempre te necesito,
en mi soledad con amigo deseo estar.
Sin ti, vida, mi plegaria sería en vano orar.
¡Liberta mi alma! ¡Libértame sin fin!
En el silencio de la madrugada, mis labios palpitan resecos de besos soñados.
Mi cabeza gira en torno a tu silueta añorada.
Tu voz resuena en el laberinto de recuerdos pasados por noches aterciopeladas de pasión.
El mar embravecido de mis pálpitos, gimen quedos por la nada de tus brazos.
La soledad grita en mis lamentos por la voz escondida en lo más profundo de mis venas sangrantes de tus heridas de amor.
Un loco frenesí se apodera de la cordura cuando rememoro tu perfil en la penumbra de una alcoba inacabada.
Besos que caen en la almohada, desperdiciados, inacabados de este sentimiento de volver a amar hasta la ceguera almática.
Caricias de algodón aferrándome a las sabanas de mis desvelos deseando descubrir un cuerpo amante.
Susurros que sólo son ecos en mis sueños de placeres que saben a miel y a hiel.
Los días son cuentas que ruedan por el suelo, dejándolas atrás en mi caminar sin sentido.
No amo. No me aman.
Desazón continua de solo mirar el horizonte limitado a tus caprichos de hombre engrandecido.
Volver al amor, sentir ese sentimiento que engrandece, que me hace mas sublime ante las maravillas de un mundo que gira sin parar.
Amar para sonreír para mí, para decir a la gente:
-¡Puedo ser feliz!
Demostrar el inagotable sentir de mi corazón, que desea ser puro e inocente, transmitir ese fuego infinito que hay dentro de mí.
Abrir caminos...
Intento dejar mis huellas en este mundo de caminos, cruces, senderos y tierra.
Caminos que me llevan hacía ti, caminos que me separan de ti.
Deseo volver a sentir la pasión de unos brazos.
El perfume de un hombre en mi piel.
La fortaleza de una presencia imborrable en mi memoria.
