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lunes, 24 de mayo de 2021

Tatuaje


Llevo en mi piel el tatuaje
vivo de tus quereres.
Esos claveles hechos 
fuego y sangre, 
lágrimas y desvelos.
Ese dulzor que me amarga 
mis amoríos de 
desearte de lejos.
Ese dolor de entrañas 
que me deja sin aliento 
porque no estás en 
mis brazos ni en mi pecho.
Desvelos al alba, 
confundidos con la negrura 
de una noche sin fin.
En donde tus caricias ausentes 
me matan el alma 
y me arrojan al infierno 
de los desamores.
Saetas que cruzan mi cuerpo
 deseoso de placeres 
que solo en mi imaginación 
cobran vida y muerte.
Dame tu vida, dame mi vida.
Quédate con los despojos 
de las dudas y 
el advenimiento de la despedida.
Cuatro paredes no necesito para respirar.
Cuatro cielos para llenar mis pulmones del aire de tu boca, 
y la luz para llenar mis oscuridades.
Soy egoísta, soy indomable, soy una mendiga de la vida y sus nobles pasiones.
No me ates si me necesitas, 
ámame antes.
Recuerda que mi sangre es como tú sangre.
Roja, reventona cual clavel en tus labios.

martes, 23 de marzo de 2021

Hay veces


Hay veces que sueño con ser yo misma. 
Hay veces que busco la felicidad en mí y no la hallo.
Hay veces que me agobia que me digan lo que quieren que haga. 
Hay veces que ya no me siento yo misma, sino un robot que ha de obedecer. 
Hay veces que las responsabilidades me superan.
Hay veces que siempre tengo que ser el apoyo y no tengo donde apoyarme. 
Hay veces que quiero hablar a otras personas y se me niega. 
Hay veces que vivo con miedo a la pérdida. 
Hay veces que ya no vivo ni duermo.
Hay veces que la pastilla me hace feliz porque corta mi sufrimiento. 
Hay veces que ya no sé lo que quiero porque hay otras personas que deciden por mí. 
Hay veces que no disfruto de la vida porque solo estoy en cuatro paredes. 
Hay veces que la palabra "yo no soy" la escucho demasiado. 
Hay veces que un atardecer no cuesta nada, solo un paseo. 
Hay demasiadas veces que en vez de ser dos, somos tres. 
Hay veces que miro la vida por la ventana y no la vivo.
Demasiadas veces...

Ha costado, pero ya más veces decido lo que quiero. 
Ha costado, pero hablo con quién quiero. 
Ha costado, si. 
La soledad. 
Esa es la única condición a abrazar por ser una misma. 
Por comprender que yo decido. 
Que yo quiero.
Que yo vivo.

No me hables de amor, que duele. 
No me hables de acompañarme, que me siento sola.
No hables de apoyarme, porque me tambaleo.
No hables de vida, porque solo quieres una. 
No hables de comprensión, porque no quieres oír mi verdad.
No hables de libertad, porque me oprimes.
No hables de que no eres tu, que soy yo. 
No hables de que todo se hace por amor, porque se hace por control.
No hables de que lo mío son tonterias, porque es mi vida. 
No hables de que sólo hay un camino, porque tiene que haber dos huellas.
No hables, porque no me escuchas.

Se me remueve el alma. 
Por lo vivido, por lo perdido. 
Por lo callado, por lo sufrido. 
Por lo amado, por lo aguantado. 
Por lo fingido, por lo ilusionado. 
Por lo otro, por lo aquello. 
Por las paredes, por las ventanas. 
Por la soledad, por los besos.
Por las promesas, por la realidad. 
Por todo, por nada.

lunes, 8 de marzo de 2021

Regálame un verso.


Lejos de los ladrones del tiempo, 
en medio de las tormentas, 
seguiré buscando un puerto seguro 
en las intersecciones de la vida.
Un lugar seguro, 
un hábitat seguro, 
dónde sólo hay que cruzar 
los granos calientes 
que queman mis pies.
Me sumergí en lo profundo 
de la tormenta y 
acabé sentada en ese lugar 
dónde se junta todas las vidas.
Cada uno con su tormenta, 
con su mar, con su cielo.

Regálame un verso. 

Cada uno de vosotros.
Hágamos un universo de 
cantos hermosos que 
se confunda con el torbellino, 
con el rugido de los truenos 
que cada día acechan.
El amor es ese dolor interior, 
que sin ninguna tristeza, 
mantiene la llama de la esperanza.

Regálame un verso.

Yo pienso en ti, 
pienso en cada uno 
que atraviesa la tormenta, 
que afrenta la vida.
¿Quién piensa en mí?
Mis peleas con el cielo 
fueron algo temporal, 
lo mismo que en la tierra.
¿Quién puede mantener 
ese caos siempre?

Regálame un verso.

Regálame lo más hermoso de ti. 
Ese tesoro naufragado bajo tu mar.
Regálame lo más preciado para ti.
Lo que te hace feliz.
Regálame tus ojos, tus manos, 
tu mirada, tus caricias, 
tu comprensión, tu empatía, 
tu amor.

Regálame un verso.

Soy mi más grande tormenta, 
y mi único refugio también.
Soy mi más grande refugio, 
y también mi único tormento.
Soy mi más grande salvador, 
y también la que me pierde continuamente.
Soy mi más grande perdedora 
y mi única salvadora también.

Regálame un verso, sólo eso.

sábado, 6 de marzo de 2021

Seamos


Me invento atardeceres en tus brazos. 
La distancia se acorta en 
nuestras mentes al desearnos. 
Y en la vista del día, hay estrellas, 
luciérnagas diurnas en mi mente. 
Son flashes de un querer y no querer. 

Volvería a tropezar contigo, 
aun sabiendo que tras la caída, 
puede que no me levante más.
De oraciones no oídas. 
De ojos ya muertos. 
De boca seca. 
De corazón parado. 

La resurrección ya no está contemplada. 
Las velas de mis santos 
están quemadas hace años. 
Miro mis manos y 
veo los agujeros de mis clavos. 
Goterones de sangre invisible 
hacen de mi penitencia, tu risa. 

Tiempos de amar, de súplicas ya caducaron. 
No hay más, todo terminó. 
El hágase tu voluntad 
ya no es mi frase. 
La voluntad es mía y mis tropiezos. 
Y el Amén, ya no es lo último. 
Amén a que yo si amo. 
Amen a que yo decido. 
Amen a que ya no más dolor. 
Amén a que bebo ese cáliz 
no de amarguras, 
Sino de vivir mi vida. 

Te ofrezco mi mano y mi ser 
como sacrificio de vida, no de opresión. 
Seamos uno, seamos mil. 
Seamos el agua, la tierra y el aire. 
Seamos todo y nada a la vez. 
Seamos realidad y sueños. 
Seamos verdad y mentiras. 
Seamos nada, 
nada porque no existirá el miedo 
solo algo digno de contar. 

lunes, 22 de febrero de 2021

El robo de Eva

Su mente empezó a sacar recuerdos de tantos amaneceres que compartieron bajo una manta en el amplio balcón.
Ella con sueño y el con calor.
Sentir ese contacto de piel con piel aún la estremecía.
Una neblina configuraba una luz especial.
Se sentía henchida de felicidad.
En su sentimiento, giro y se introdujo en la habitación.
Víctor! 
Su voz era de premura esperando una contestación.
Y allí se quedó con la boca rajada en una mueca, los ojos en lágrimas y el eco de su nombre por la habitación.
Por unos segundos estuvo llena de esa felicidad y el golpe fue duro.
Jadeaba y su corazón arrancó en taquicardias.
Ya no estaba.
Fue ayer cuando...
Se lo dijo.
No ayer, ya una semana pero los días se habían comprimidos en uno.
Tú eres el ladrón de Eva.
Su cara fue un signo de exclamación en mayúscula. Sabía cuál era su número de móvil, muchas mujeres habían creado un grandísimo grupo de WhatsApp.
La información corria.
Las primeras sufrieron la angustia de estar solas y por la vergüenza, muchas se volvieron locas, otras con heridas físicas para siempre, otras destrozadas psicológicamente pero se habían unido para darle un escarmiento, para que sintiera lo que ellas sentían.
La desesperación, la amargura, el miedo, la ira. La Soledad.
Todavía no se sabía el porqué de sus motivos para actuar, tal vez una infancia destrozada por algún trauma psicológico, hasta que él no dijera nada, era un misterio.
Casi se lo arrancó de los labios y del corazón, sabía que la amaba, que se había enamorado hasta las trancas, pero en el último segundo, sus ojos llenos de amor y de temor se volvieron fríos y temibles, dió media vuelta y se fue.
Ella mordida por la rabia, empezó a juntar sus cosas y lanzarlas por la gran terraza hacia la calle.
Era un décimo piso y la ropa volaba como ángeles de colores antes de estrellarse contra la acera.
Los viandantes se apartaban de las prendas y miraban al cielo preguntándose qué demonios pasaba.