Lejos de los ladrones del tiempo,
en medio de las tormentas,
seguiré buscando un puerto seguro
en las intersecciones de la vida.
Un lugar seguro,
un hábitat seguro,
dónde sólo hay que cruzar
los granos calientes
que queman mis pies.
Me sumergí en lo profundo
de la tormenta y
acabé sentada en ese lugar
dónde se junta todas las vidas.
Cada uno con su tormenta,
con su mar, con su cielo.
Regálame un verso.
Cada uno de vosotros.
Hágamos un universo de
cantos hermosos que
se confunda con el torbellino,
con el rugido de los truenos
que cada día acechan.
El amor es ese dolor interior,
que sin ninguna tristeza,
mantiene la llama de la esperanza.
Regálame un verso.
Yo pienso en ti,
pienso en cada uno
que atraviesa la tormenta,
que afrenta la vida.
¿Quién piensa en mí?
Mis peleas con el cielo
fueron algo temporal,
lo mismo que en la tierra.
¿Quién puede mantener
ese caos siempre?
Regálame un verso.
Regálame lo más hermoso de ti.
Ese tesoro naufragado bajo tu mar.
Regálame lo más preciado para ti.
Lo que te hace feliz.
Regálame tus ojos, tus manos,
tu mirada, tus caricias,
tu comprensión, tu empatía,
tu amor.
Regálame un verso.
Soy mi más grande tormenta,
y mi único refugio también.
Soy mi más grande refugio,
y también mi único tormento.
Soy mi más grande salvador,
y también la que me pierde continuamente.
Soy mi más grande perdedora
y mi única salvadora también.
Regálame un verso, sólo eso.
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