Páginas

lunes, 5 de mayo de 2014

DULCE PRINCESA




Vagaba insensible por esta vida sin color, con los ojos cerrados, 
agobiado por el dolor hasta que, de repente, una intensa luz me iluminó.

Abrí los ojos, miré al cielo y ahí estabas tú.
Mágica, hermosa, radiante criatura, 
virginal como una dulce princesa escapada de un cuerpo irreal.

La claridad de tus bellos e increíbles ojos, 
me ha inundado con un intenso destello multicolor
cada uno de los espacios grises de mi corazón.

El mínimo roce de tus dulces labios rojos, 
conmueve mis entrañas haciéndolas palpitar de amor.

Bella Princesa, la cual protejo tus sueños. 
Bella Princesa, ansío verte arropada de sedas y encajes.

Tus ojos, fascinadores, contemplando un mundo nuevo bajo tus pies, 
un mundo para mí ya gastado y para ti, grandioso de descubrir.

Hermosa niña, dulce son tus sueños, yo te protejo sin fin.
Clamo el cielo por tu dulzor, mi alma se alegra de tu amor.

Hija mía, hija del dolor y del amor, sin ti mi vida sería un clamor.
Te doy mis días y mis noches, mi vida sin fin, mis caricias mil.

Veo tu sonrisa celestial y tus gorgoteos queriendo hablar.
Dulce, dulce como la miel tu hermoso pelo quiero tocar.

Corres delante de mi, te escondes detrás de mí, 
tu presencia calma mis angustias, tus risas me anima el anhelo.

Abrazar quiero tu pequeño cuerpo sin par, estrujarlo sin parar.
Gracias por vivir, gracias por ser para mí.

Anais, bello nombre para ti, sin dudarlo te lo puse al gemir.
Gemir, no de dolor, de gozo de una vida empezar, 
en el seno de mis brazos que nunca te van a faltar.

Quiéreme siempre, quiéreme sin fallar, 
que tu madre llorando esta por tu amor hallar.

Lazo invisible nos une en la Eternidad, 
en una amor inmaculado estamos sin parad.

¡Madre e hija, hija y madre, que mas dá!
Dos somos una, felicidad.

Gracias, bella princesa, por ser mi niña pequeña.
Gracias, por tus abrazos sin dudar, por dormir en mi hombro estar.

CARTA A MI MAMÁ



4 de mayo de 2014.

Hola, mamá:

Te escribo esta carta, bueno se lo he pedido a mi papá, para decirte lo mucho que te quiero y darte las gracias por traerme al mundo y por estar siempre a mi lado, dándome todo tu cariño y todo tu amor.

Por eso te lo digo en esta carta, porque no se hablar todavía.
Sé que lo estas pasando mal por lo que tengo, sé que estás luchando por mí.

Aunque te haga enfadar y a veces me grites porque no se explicarte las cosas pero cada vez que te veo reír, me alegro, y cuando me haces reír, me siento feliz.
Sé que muchas veces te hago cabrear cuando me das de comer porque solo quiero lo que me gusta.

Para ti, mamá:

Nueve meses esperando para ser mamá.
Nueve meses deseándote poderte abrazar.
Y entre miles de nombres elegiste como me llamarías y me pusiste Anais, como el perfume.
Y pensabas como sería mi cara, y como sería el color de mis ojos.

El día que me trajiste al mundo, cuando sentí el calor de tu cuerpo, me dije, esta es mi madre.
Cuando vi tu cara, me dio una alegría impresionante, y Dios hizo un milagro en traerme al mundo.

Gracias, mamá.
Por cada día y por cada año que estas a mi lado.
Por tanto amor, por cada mes de tu vida.
Por tu calor, por tus besos y caricias.
Por cada día que tú conmigo estas.
Y por cada hora de felicidad.

Por regalarme tus hombros para llorar,
por secarme mis lágrimas y a mi lado estar,
por quererme tanto, cuidar mis heridas y
darte las gracias por todo lo que haces por mí.

Por tus palabras, por tus caricias llenas de bondad.
Por tus besos que me rodean de paz,
por tus brazos que siempre me quieren cuidar.
Por esforzarte y siempre luchar, por enseñarme a caminar,
por mis primeras palabras hacerme hablar.
Celebrar por la dicha de llamarte mamá.

Hoy eres un ejemplo de mujer para mí.