Ya no estoy sentada en esa playa del olvido.
Al fin he echado a andar y camino por esa playa agarrada de una mano fuerte y vigorosa que me transmite su fuerza para que mi alma se vacíe de esos temores que la angustia.
Ya veo esos ojos profundos y amorosos con los cual me veo reflejada, y no deseo apartar mi mirada.
Veo esa imagen divina que me eligió, que ha puesto su esperanza de futuro y compañía en mí.
Ahondo en ese corazón y solo veo amor.
Cariño y ternura, pasión y ardor, caricias y tesón.
He vistos desbordar en su esencia el miedo de perderme, la angustia de no verme.
Que he de hacer sino rendirme ante esta paciencia de conseguirme, ese no parar de buscarme.
Buscar un amor correspondido, sin fin.
Le amo…
Dos simples palabras que hacen que piense que al fin llegó él.
Ya tengo su imagen divina junto a mí, ya no tendré que dibujar su imagen en la arena.
Ya sé que en esas cartas amarillas me dicen "te quiero", sin lugar a dudas...
Infinitas lunas serán testigos de nuestro amor.
