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lunes, 28 de mayo de 2012

Poesia



Morir en soledad
Quiero morir por un momento en mi soledad
Tan solo por unos minutos quiero ser libre
Y despojar todas las puñaladas que
La vida me ha clavado,
Y sentir la suave caricia de lágrimas
Derramadas sobre mi soledad.

Quiero ser un alma limpia
Tan solo ser un respiro liberador,
Separado de la suciedad impune
Que corrompe mi alma
Y no me libera de las cadenas de mi soledad

Quiero nacer nuevamente
Con la vida plasmada en una hoja de papel
Sin manchas, sin errores, sin huellas
Que marcadas están en mi vida
Y derramadas viven en mi alma.

Quiero borrar los recuerdos que
Marcaron el rumbo de mi camino
Y volar por el cielo azul de mi corazón
Sin Límites ni tropiezos,
La vida será vida cuando mi ángel esperado venga
Y me llame para partir de este profundo abismo.

Víctor Andrade






DESEOS

Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!



Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!


Salvador Díaz Mirón






PARA CUANDO NO ESTÉS

Para cuando no estés, yo tu amor acaparo, 
más que nunca te beso, más intenso te amo, 
y calmando mi sed en tus labios de miel, 
con mis voraces manos, yo recorro tu piel. 

Tú me dices: ¡Ya basta!... ¡por hoy es demasiado!, 
y yo tan sordo insisto en lograr el pecado, 
y se extingue tu voz, te delata el aliento, 
de tu boca que clama por el salvaje encuentro. 

Y te resistes tú, y lo consigo yo, 
y el crujir de la cama revive la pasión, 
me preguntas: ¿me amas?, yo respondo: ¿no ves?, 
y hasta mi espalda abrazas con tus desnudos pies. 

Y gritamos los dos en una sola voz, 
y la oportuna brisa nos libra del sudor, 
de dos cuerpos cansados de tanto contraer, 
y susurro a tu oído... ¡¡¡Para cuando no estés!!! 



Enmanuel





Ella es un ángel.

Ella te quiere y dejo todo por ti, su candidez, su plenitud y su inocencia.
Vive buscando un paraíso para ti, flota en tu mundo con amor y paciencia.



Ella te extraña en esa tarde fría y obscura, abraza al viento y siente celos de tu cama.
Ella te brinda la pasión de su hermosura, te da el cariño que su corazón alcanza.

Ella te es fiel tu eres su fe y compañía, es orgullosa de saber que está presente
en el sonar de la campana de tu vida, agita tu alma y te dice lo que siente.

Ella te siente en el sol de la mañana cuando toca esa luz resplandeciente.
Tú haces que brille su mirar de enamorada, ella es tan bella, ella es leal, ella es valiente.

Ella es tu todo y lo sabes plenamente, dulce rocío, ave en colores de esperanza.
Ella es un ángel que te cuida tiernamente, sin ella el mundo se convierte en casi nada.

Ella te ama, te idolatra, te procura, roba el clamor de las veredas solitarias.
Ella da la dicha, la verdad y la locura, ella es tu dios, es tu emoción, es tu añoranza.

Ella es todo lo que tu alma necesita…





El Ángel guardián

Es verdad, no es un cuento;
hay un Ángel Guardián 
que te toma y te lleva como el viento 
y con los niños va por donde van.


Tiene cabellos suaves 
que van en la ventana, 
ojos dulces y graves 
que te sosiegan con una mirada 
y matan miedos dando claridad. 

(No es un cuento, es verdad)

Él tiene cuerpo, manos y pies de alas 
y las seis alas vuelan o resbalan,
las seis te llevan de su aire batido 
lo mismo te llevan de dormido.

Hace más dulce la pulpa madura 
que entre tus labios golosos estrujas; 
rompe a la nuez su taimada envoltura 
y es quien te libra de gnomos y brujas. 

Es quien te ayuda a que cortes las rosas,
que están sentadas en trampas de espinas,
el que te pasa las aguas mañosas
y el que te sube las cuestas más pinas.

Y aunque camine contigo apareado,
como la guinda y la guinda bermeja,
cuando su seña te pone el pecado
recoge tu alma y el cuerpo te deja.

Es verdad, no es un cuento:
hay un Ángel Guardián
que te toma y te lleva como el viento
y como los niños va por donde van.


Gabriel Mistral







Es, tal vez un silbido haciendo reír al viento,
jugando en la vida; jugando en el tiempo. 


Es la voz fresca, que alegraba mis momentos
y el oído atento que absorbía mis silencios.


Entre los dos hicimos de una tristeza un sueño,
y nos reímos juntos de un sentimiento sin dueño.


Supimos cambiar el color de la vida;
tras una mesa de café la noche llegó a ser día.


Y asi paso el tiempo haciendo reír al viento
descubriendo la vida; caminando en el tiempo


hasta que llegó a nosotros, como llega el momento
de buscar otros rumbos de cambiar nuestros sueños.


Y ahora, entre las sombras de aquellos recuerdos
duerme nuestro sueño eterno, mi amiga sincera


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