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domingo, 13 de noviembre de 2016

Piano meditado

La tarde se cierne una vez mas, en la mente polvorienta del invierno mortal.
Unas notas rasgan el vacío frío del aire.
Notas cálidas, nostálgicas que en mi mente se agolpan.
Dibuja mis neuronas, las teclas duras, blancas y negras, golpeadas rítmicamente, por dedos invisibles de sentimientos encerrados que tratan de salir por el acompasado surco melodioso del alma perdida en la ciudad.
Respiro, mi mirada se ha perdido en un punto lejano de la calle, dispersa por la melodía.
Mis oídos, llenos de sensaciones empalagosas e hipnóticas.
Mi piel, erizada por dedos interiores que acarician hasta intentar perder la noción de la vida.
Amantes desconocidos que besan el alma.
Quiero, quiero fundir los retazos de esas notas, coserlas en mi profundidad y que sea una sonata eterna y fragante.

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