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jueves, 22 de junio de 2017

El defecto del desafecto

Entiendo que no entiendas mis palabras.
Están exentas de mis emociones.
Letras pegadas queriendo expresar un latido de mi corazón o un pensamiento errante.
Intento ser clara y diáfana como la mañana, al salir el sol, donde esa frontera está el sueño y el despertar.
Siento confusión, siento impaciencia de que comprendas mi razón.
Es como la noche oscura, donde apenas los rasgos de las cosas se iluminan con una farola.
Dónde se exagera lo inexistente y pasa desapercibido lo importante.
El defecto de la palabra es el desafecto que no va con ella.
Donde hay que arrancar con la mirada aquello que deseamos sentir, deseamos entender, deseamos vivir.
Donde cada palabra es una navaja de doble filo, que te puede hablar de amor como de desamor, donde vive la alabanza y la ofensa, donde se halla la educación y la ironía.
Donde la verdad y la mentira van de la mano.
Solo soy palabras, mis palabras.


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