Páginas

martes, 4 de julio de 2017

En tu pelo.

Estoy esperando tu llegada.
Ya hace un rato que vine.
Me duché, sintiendo la refrescante humedad en mi cálido cuerpo.
Apenas me vestí.
Ropa interior y una camiseta, que por cierto es tuya, con el logo: "Quiéreme más!"
Sabes que me gusta, que me hace parte de ti, que si me molesta me hago el nudo en el ombligo que tanto te estresa deshacerlo.
Preparo tu llegada.
Tú música, tu refresco y pido al chino de la esquina nuestros platos favoritos.
Hoy el cansancio me abruma y no cocino.
Pienso en el vino blanco de la nevera, ese que hace burbujitas que me cosquillean en la boca, lo adoro.
Es como tú, suave, refrescante, picante... Jajajaja y la risa me sale sola.
Ya son las ocho de la tarde y voy a abrir las ventanas.
No solo ya refresca, sino que el jolgorio callejero aumenta.
Hay que aprovechar las terracitas y las cañas con sus tapas.
Me quedo mirando la calle curiosa.
Coches, gente, niños y perros en un incesante ir y venir.
Algo capta mi atención, eres tú.
Reconocería ese andar entre mil.
Algo chulesco, intentando atraer las miradas femeninas.
Ya sabes que no soy celosa, pero si rencorosa. ¿No es una contradicción?
Grito tu nombre y varias caras miran hacia arriba pensando que estoy loca, que ya hay móviles.
Pero ver tu sonrisa desde arriba, no tiene precio.
Levanto la mano para saludarte y mandarte un beso con las puntas de mis dedos.
Cinco años ya y mi corazón no deja de latir rápido cada vez que te veo.
Somos novios eternos.
Entro y espero con ansia tras la puerta, ya llevo dos vinos y las burbujas hace que flote un poco.
Siento el ascensor y cuando metes la llave, ¡sorpresa! te abro yo.
Nos reímos y nos abrazamos, nos damos un largo beso.
Tus cosas dejadas en el suelo y te acerco al cielo.
No aprietes tanto, me quejo.
Tu abrazo de oso me parte entera.
Corriendo vas al aseo, y yo voy preparando el ágape culinario hecho.
Tú sales, con ese flequillo mojado y goteando, solo con un short ligero.
Vamos, que la cena puede cambiarse por un magreo.
Me río, y tus ojos negros me interrogan prestos.
Ve la botella de vino y ya sabes cómo me siento.
Ven aquí, lanzas tu ruego.
Presta no dudo en alzar mis brazos y conseguir tus deseos.
Mis dedos enredados en tu pelo, escriben notas de amor entrelazandolas, haciendo bucles de pasiones y anhelos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario