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martes, 4 de julio de 2017

La Flor.


Éste día especial
Dios regaló una flor original.
Tallo erguido y soberbio,
hojas verdes y sabrosas.
Un cáliz que invita a beber,
y unos pétalos de soñar.
Color pastel, acuarela aguada,
color indefinido
que invita a saborear.
Textura de terciopelo,
suave al tocar.
Perfume sublime
que hechiza al momento.
Deseo llevarla conmigo,
prendida del pelo,
que vea el mundo
la maravilla que poseo.
Ella grita,
¡Detente!
No me arranques,
te lo ruego.
Ella ya casi cogía el tallo, sorprendida de la vocecilla
y del camelo.
Yo te quiero para mí,
dijo la joven llorando.
Quiero que mi amado
me vea bella
y pida mi mano.
Tu felicidad es mi muerte,
más yo quiero vivir,
que para eso nací.
Dios me creó
para disfrute del cielo.
La joven dudaba,
su corazón ansiaba
la bella flor engalanada.
Y allí se quedaron las dos,
mirando sus miradas,
llegó el amado
y se juntó con su amada.
¿Qué haces aquí, bella mía?
Ando buscando tu cara.
Deseo esa flor
para agradarte el corazón
y el alma.
El joven miro la pequeña beldad,
sin par entre todas las demás.
Vio sus pequeñas
lágrimas de néctar resbalar.
No quiero morir
mientras vosotros vivís.
Podéis venir a contemplarme
y veros al instante.
Ellos callaron,
y al final se miraron.
No importa que talles la flor,
eres tan hermosa,
así te quiero yo.
Los dos enamorados
entrelazaron sus manos
y la flor suspiró.

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